niebla
Las nubes acarician el suelo, dejando la humedad de su beso en las calles. Los edificios, espantosos monumentos, asoman tímidos sus rostros mohosos, herrumbrosos. Allí los faroles se abrazan a su luz, sin dejarla partir muy lejos.
Y aunque el mundo se vuelva lento, y raro, las personas siguen caminando; sus hombros, sus narices, ahora fríos y mojados. Entre paso y paso se percibe la fofa respiración del aire, estancándose apesadumbrado.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home